lunes, septiembre 22, 2008


LA CRISIS ECONÓMICA DE EE.UU. , UNA OPORTUNIDAD PARA VOLTEAR LA TORTILLA

Tomás Oropeza Berumen

México, 2008-09-22.- Vivimos un tiempo de canállas que en todos los países socializan las pérdidas y privatizan las ganancias con el apoyo del Estado que, como dijera Marx, es el instrumento que garantiza al capital su dominación sobre todas las clases explotadas y la reproducción del sistema.

En Estados Unidos, donde parece estar el epicentro de la crisis mundial del capitalismo, el gobierno de G. Bush le suministrará un billón de dólares al sistema financiero tratando de evitar el colapso de esa decadente superpotencia, pero al combatir sólo los síntomas de una enfermedad mas grave sólo creará las condiciones para una mayor explosión del sistema socioeconómico basado en la producción generalizada de mercancías y la explotación del trabajo.

La crisis que ya lleva 13 meses y que se manifiesta en el sistema financiero no se resolverá con sobredosis de dólares, como creen los monetaristas. Igual que un cocainómano no se cura con mayores dosis de polvo blanco.

Lo que ya se define como la Mayor Crisis Desde la Gran Depresión de 1929 que se pretende apaciguar con el Mayor Rescate Financiero de la historia, consistente en la compra de “activos tóxicos” (que no valen ni un cacahuate) por 700 mil millones de dólares que junto con los rescates recientes superan al billón de billetes verdes, y es la “única alternativa al desastre” según el secretario del Tesoro norteamericano, Hank Paulson.

Solamente los 700 mil millones de dólares equivalen a la mitad del PIB de España o a lo gastado en dos años de la guerra imperialista contra el pueblo de Irak.

Hasta ahora el gobierno demencial de Bush, ha rescatado de la quiebra al banco de inversión Bear Stearns, las hipotecarias Freddie Mac y Fannie Mae, además de la aseguradora AIG, pero ahora el nuevo plan consiste en una política dirigida al conjunto del sector financiero y un plan de estímulo fiscal de 180 mil millones de dólares. Para ello EU aumentará su deuda pública que pasará de 10,6 billones a 11,3 billones de dólares.

Y todo esto es tan grave para el mundo y para México que hasta el secretario de Hacienda Agustín Carstens tuvo que reconocer, después de mucho presumir de la supuesta invulnerabilidad de la economía “mexicana” que aquí ya se sienten los estragos de la recesión estadounidense. Algo que cualquier ama de casa sabía desde hace meses nomás con ir al mercado y comprobar que no alcanzan los ingresos familiares para comprar lo necesario, porque los salarios están muy por debajo de la inflación.

En México el presente es dramático para la inmensa mayoría que padece desempleo, trabajos precarios, bajos salarios, explotación y además la violencia e inseguridad que esta provocando la política con la que el gobierno de Felipe Calderón pretende combatir a las bandas de narcotraficantes.

Hoy no está claro para amplios sectores de la población de quien hay que cuidarse más, si de la policía y el ejército o de las mafias de narcos. Pues ambos bandos están infiltrados, ínter penetrados y asociados. Como lo demuestran los secuestros recientes donde han participado agentes de la AFI, de la PFP, etc. O el caso de Torreón en donde la policía protegía a capos de la droga.

Pero es sabido que jefes de policía, presidentes municipales, generales, gobernadores y hasta presidentes han estado ligados al negocio de las drogas permitidas y prohibidas.

Y que su negocio es precisamente traficar con ellas y hacer como que combaten a productores, distribuidores y consumidores. Y de paso obtienen mayor presupuesto y poder, como sucede hoy.

También es claro que la clase empresarial, los banqueros, comerciantes y terratenientes constituyen una clase parasitaria que vive de la explotación de trabajadores, empleados y campesinos. Y que junto con los curas y políticos del sistema constituyen el bloque de los enemigos del pueblo.

Tan criminales y peligrosos para la sociedad mexicana son el “hombre muy gordo que fue visto accionando una bomba de gasolina” y su patrón el hombrecito que gusta disfrazarse de militar de quienes hablan los cartonistas Helguera y Hernández en La Jornada, como el criminal que lanzó varias granadas de fragmentación durante el grito la noche del 15 de septiembre en Morelia, Michocán.

Es claro que todos ellos obedecen un plan para generar zozobra en el pueblo y aterrorizarlo y paralizarlo para impedirle luchar por sus intereses económicos, políticos y sociales.

El mundo esta en una crisis económica, política y ecológica. Para los neoliberales y la burguesía esa es una excelente oportunidad para construir un futuro de explotación y negocios.

Para los de abajo el presente es una calamidad y en el futuro inmediato sólo se vislumbra mayor pobreza y sufrimiento para las masas. Pero también la crisis es la demostración de que los poderosos no lo son tanto y de que su gobierno se sostiene sólo con la fuerza y por lo mismo, paradójicamente es débil de dominio de la burguesía. Porque se ven las grietas del sistema de dominación por todos lados.

Hoy vivimos el inicio de una crisis mundial del capitalismo, que no podrá ser superada sino con guerras imperialistas por el reparto del mundo, como ya lo anuncian las intenciones de EU por invadir Pakistán y continuar en Irak, por un lado y por otro la beligerancia de Rusia y su presencia en el Cono Sur para mostrarle el músculo a los gringos.

Pero hoy la clase capitalista y sus Estados no pueden seguir gobernando como lo han hecho hasta la fecha porque los pueblos comienzan a rebelarse y a buscar una alternativa diferente al neoliberalismo y el keynesianismo, como lo demuestran en el Sur de México los Caracoles zapatistas, autogobernados y autónomos.