martes, febrero 08, 2011
CARMEN ARISTEGUI
Tomás Oropeza
07.02.2011.- El cese fulminante de la periodista Carmen Aristegui del Noticiario radiofónico MVS, el viernes 4 de febrero, es un castigo ejemplar del poder para quienes en el país ejercen un periodismo crítico.
Una nueva señal ominosa lanzada desde Los Pinos, donde resulta intolerable el cuestionamiento a la política oficial que ha llevado al país al desastre en que se encuentra a cuatro años de que llegara a la presidencia mediante un fraude electoral Felipe Calderón Hinojosa.
La pregunta que incomodó al presidente de facto sigue en el aire sin responderse de manera oficial: ¿Es un adicto al alcohol el señor Felipe Calderón?
La supuesta falta al código de ética por parte de Aristegui de que hablan los dueños de la estación de radio MVS es un absurdo, si se considera que el oficio periodístico consiste precisamente en preguntar e indagar para conocer la verdad. Carmen no faltó al respeto a nadie al sugerir que la presidencia debería desmentir o afirmar lo que se comenta desde hace años en las redes sociales sobre la afición a la bebida por parte del ocupante de Los Pinos. Aunque seria ingenuo esperar que la Presidencia diga la verdad cuando se ha pasado más de cuatro años mintiendo sistemáticamente al país sobre todos los temas que son de su incumbencia.
El estado de la salud mental del señor Calderón no es un asunto menor, si consideramos que es el responsable de la conducción de un país hundido en la crisis económica y la violencia, de haber iniciado una guerra contra lo que llama delincuencia organizada que desde diciembre del 2006 ha producido más de 34 mil muertos y 18 mil “levantones”, así como miles de huérfanos y familias destruidas.
Para salir adelante México necesita personas lúcidas y con enorme sabiduría para tomar las medidas de política económica correctas. No a un gabinete encabezado por un orate que gusta disfrazarse de milico.
No es la primera ocasión que Aristegui es víctima de la represión por ejercer a cabalidad un periodismo veraz, pero que dista mucho de ser radical, demostrándose una vez mas que en México los poderosos temen a la verdad y a la crítica, aunque sea desde la perspectiva de un periodismo que no cuestiona los fundamentos de la sociedad actual (donde los medios de producción son propiedad privada) y se queda en la denuncia de lo que esta fuera de una legalidad funcional al sistema de explotación capitalista mexicano.
Entre esos medios de producción se hallan de manera estratégica los medios de informativos, la prensa escrita y electrónica, que funcionan como medios propagandísticos al servicio de la clase capitalista y de su Estado. Y en general los medios de producción ideológicos, con los que se moldea la conciencia de las masas de explotados en todo sistema basado en la explotación de una clase por otra.
La represión contra Carmen Aristegui es una muestra fehaciente de que en el México panista no existen ni siquiera las libertades democráticas de las repúblicas burguesas.
Es mentira que en México se respete la libertad de expresión cuando la inmensa mayoría de los mexicanos no tiene la posibilidad de publicar sus opiniones en la prensa escrita y mucho menos en la electrónica. Los medios escritos democráticos son contados en el país y ejercen un periodismo que a nombre de la objetividad se queda en la crítica superficial de la sociedad actual.
Aristegui ha sido callada –por ahora- por hablar del rey que va desnudo. Y seguramente son muchos los que no quieren que vuelva a la radio. Por citar algunos:
Los Legionarios de Cristo, cuyo fundador Marcial Maciel, fue desenmascarado y exhibido como el criminal que abusó de decenas de niños, incluyendo sus propios hijos.
El titular de la secretaría de Seguridad Pública Genáro García Luna, organizador de espectaculares operativos fraguados con la complicidad de Televisa.
El Ejército y la Marina, autores de innumerables violaciones a los derechos humanos cometidas en la narcoguerra.
Javier Lozano Alarcón, empeñado en destruir los sindicatos de electricistas y mineros fue evidenciado por Aristegui, informando sobre las luchas protagonizadas por los trabajadores contra el gobierno y empresarios.
Para los señores del poder esto resultaba intolerable. Y por eso hoy esta periodista indeseable ha sido callada. Pero las cosas están cambiando en el país y en el mundo.
Las rebeliones recientes en varios países nos enseñan que los gobiernos a pesar de su inmenso poder no pueden evitar que el pueblo salga a las calles y se organice. Ni que utilicen los medios a su alcance para comunicarse, organizarse y echarse a las calles a protestar. Como en Egipto y Túnez.
Luchemos por el derecho a la información, ejerciéndolo y creando nuestros medios de comunicaros. Las radios comunitarias, la Ke Huelga, los blogs, mantas, periódicos murales, radio bemba, etc. deben servirnos para organizar la rebelión contra el malgobierno.
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