sábado, mayo 07, 2011



ELVIRA, UNA TRABAJADORA ELECTRICISTA
(entrevista)

Tomás Oropeza Berumen

Bajo el sol que cae a plomo, el zócalo de la capital mexicana esta cubierto de decenas de tiendas de campaña y grandes carpas de lona bajo los cuales se desarrolla la vida de cientos de electricistas que siguen resistiendo el autoritarismo de Felipe Calderón a 19 meses de que la compañía de Luz y Fuerza del Centro (CL y F) fuera liquidada por un decreto anticonstitucional dado a conocer horas después de que el ejército tomara las instalaciones, oficinas y plantas eléctricas donde laboraban más de 45 mil trabajadores que fueron lanzados a la calle.

Venta de raspados, tacos de carnitas y suadero, aguas frescas, playeras con estampados del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), cachuchas, cds, artesanías, sirve para que los electricistas obtengan algunos centavos para llevar a sus familias.

Hoy el zócalo es un muestrario de los empleos inventados por los trabajadores para sobrevivir la política económica del presidente de facto, quien hizo su campaña electoral prometiendo la creación de plazas laborales y seguridad. Pero en sus cuatro años de mal gobierno el país se ha convertido en un sangriento escenario donde la delincuencia y los militares han matado a cerca de 40 mil mexicanos y desaparecido a diez mil.

A unos cuantos metros del Palacio Nacional desde donde emanan las directrices del gobierno panista que han convertido al país en un polvorín, trabajadores altamente calificados que proveían del fluido eléctrico a la capital y varias entidades del centro de la República mexicana, viven -por ahora- con un pie en la economía informal y otro en la resistencia social.

También bajo la vigilancia de los soldados que desde la azotea del Palacio vigilan todo lo que se mueve en esa gigantesca plancha, se organiza la marcha anual por la legalización de la mariguana. Decenas de jóvenes se preparan para exigir el fin de la prohibición, piedra angular que da sustento al negocio de la narcoguerra.

Aturdidos por el sol y el ensordecedor ruido del repique de las campanas de la Catedral, encontramos a Elvira Huerta Hernández, una trabajadora electricista. Morena y menudita, ha comerciado con gorras, playeras, agua fresca, llaveros. Desde hace casi dos meses vende alitas adobadas, papas a la francesa y refrescos en su tienda de campaña.

Así, además de mantenerse en lucha puede ganarse un dinerito para los pasajes y la comida diaria. La acompaña una jovencita, hija de un trabajador que hace guardia sustituyendo a su padre y ayudando también en la vendimia.

Esto fue lo que nos contó Elvira quien trabajó catorce años y medio comisionada en el SME y tres como oficinista en el centro de Marina Nacional. Casi 18 años de trabajo que se fueron por el caño y tuvo que cambiar la computadora por el anafre. Pero mucho ha aprendido de lo que es la política y el gobierno mexicano. Ha estado en todas las manifestaciones electricistas y asambleas. Escuchado cientos de discursos en los mítines obreros. Ya no ve televisión, le da asco.

Afirma con orgullo: “Yo estoy luchando desde le misma noche en que el gobierno liquidó la CLF. Mi papá fue electricista y toda mi familia también lo era. Ahora estamos divididos, como muchas familias de ex trabajadores, porque algunos renunciaron a la lucha y aceptaron la liquidación.

- ¿Cómo cambió su vida al quedar desempleada?

- Totalmente. Yo pensaba que me aguardaba una vejez tranquila, con jubilación, porque al tener un sindicato tan fuerte como el SME, me sentía segura de mi futuro. Pero desde el 10 de octubre del 2009 mi vida dio un giro de 90 grados. Por ejemplo yo tenía asegurada a mi mamá, que tiene 86 años y ahora ya no tiene servicio médico. Yo pensaba en jubilarme y tener una seguridad. Pero todo mi proyecto de vida cambió por culpa de Calderón. Me perjudicó no sólo a mí, sino a toda mi familia, pues todos trabajábamos en CLyF. Hay hasta distanciamientos. Un hermano aceptó la liquidación porque tuvo un problema económico muy fuerte, pero otros parientes no creyeron en la lucha y aceptaron las migajas que les dio el gobierno.

- ¿ Y les dieron el trabajo que les prometió el secretario del Trabajo Javier Lozano Alarcón?

- No, a ninguno se los dieron. Algunos pusieron un negocio o trabajan por su cuenta. Y con el distanciamiento se perdió la comunicación con ellos, con hermanos, sobrinos.

- Y usted porqué no se liquida?

- ¡Híjole! En primera porque yo no soy lo que dijo Calderón, que eramos unos flojos. Indignada agrega: si yo me liquidara sería aceptar lo que ese señor dice. Pero al estar aquí en este plantón, día y noche bajo la lluvia y el sol le estamos diciendo que con nosotros no funcionaron sus cálculos. Si fuéramos lo que él y la prensa decían, que eramos flojos, privilegiados e irresponsables, no estaríamos todavía luchando. Y yo estoy segura de que vamos a triunfar.

- ¿Qué hace falta para triunfar?

- Más unión entre todos nosotros, los trabajadores del país. El apoyo de más organizaciones, de todas, porque hay veces que sí nos dan el apoyo, pero nomas vienen, se presentan y se van.

- Mañana (domingo) llegará a este lugar la caravana que viene de Cuernavaca, Morelos, exigiendo Paz con dignidad y el retorno del ejército a los cuarteles. ¿Qué piensa usted de la guerra de Calderón contra lo que él llama la delincuencia organizada?

Elvira medita un poco y con una sonrisa dice: “Ese señor es como caprichoso. Todo lo que hace lo hace por capricho y tiene que ser como él dice. No se comporta como un presidente. Parece un rey. No sé como llamarlo. No tiene sentimientos. Pero con nosotros se equivocó. Pero sigue tratando de derrotarnos. Hasta han detenido a compañeros, ya son doce presos políticos electricistas. A Miguel Marquez Ríos lo acusan de secuestro de varios federales. ¡ El solíto!!

- ¿Usted y sus compañeros han sido hostigados?

- Sí. La sección de oficinistas estamos promoviendo que la gente no pague la luz. Ponemos mesas de quejas y tenemos una mesa en la sucursal Anáhuac (en Marina Nacional) y ahí estamos dos compañeras y un compañero, comisionados de Oficinistas Varios, ahí nos ponemos los martes y jueves y para amedrentarnos nos mandan a un policía a amenazarnos conque nos van a echar a los federales, porque acude mucha gente a pedirnos apoyo para poner su queja por las altas tarifas que les cobra la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Pero como no estamos haciendo nada malo no le hacemos caso. La gente va con nosotros en busca de apoyo y nos apoyamos mutuamente”

- ¿Cómo hace para mantener alto el ánimo, el espíritu de lucha?

- Elvira me mira, como sorprendida, pues al parecer nadie le había hecho antes esa pregunta. Se le llenan los ojos de lágrimas y nos cuenta que al principio se deprimió mucho. Que su mamá también se puso muy triste. Que varios compas, tanto de la resistencia como de los que se liquidaron, se han suicidado . Que muchos se han enfermado de diabetes, de cáncer, etc. Yo le pregunto si tuvieron algún apoyo sicológico profesional para recuperar el ánimo y me lo dice: Se nos quita la depresión luchando aquí con nuestros compañeros y compañeras! Yo tomo nota. Por si acaso.

La dirección sindical ha dicho que la lucha por la recontratación por un patrón sustituto se libra en tres frentes: el legal, la movilización y en el político, buscando convencer a los legisladores de crear una empresa eléctrica para el Distrito Federal.

A unos metros de donde estamos platicando esta ubicada una mesa de quejas y un electricista jubilado recolecta firmas a los transeúntes para repudiar la instalación de medidores de prepago, presentados por la CFE como una maravilla moderna. Se escucha una canción de Eugenia León, El Barzón.

lunes, mayo 02, 2011


EL PELIGRO SIGUE

Tomás Oropeza Berumen

La amenaza de las reformas estructurales sigue pendiendo sobre la cabeza del pueblo mexicano. No se ha conjurado el peligro de que sean aprobadas.

Por ahora eso depende de la conveniencia de los partidos políticos y sus legisladores. De los cálculos que habrán de tomar de cara a las elecciones de julio en el Estado de México y las federales del 2012 en las que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se considera como el más probable triunfador dada la debacle del régimen de facto del Partido Acción Nacional y los bandazos del Partido de la Revolución Democrática.

Por el momento la coyuntura preelectoral ha inhibido a la facción de politicastros del PRI que hasta hace unos días estaba decidida a “pagar los costos políticos” de aprobar las anticonstitucionales reformas laboral y de Seguridad Nacional promovidas por los diputados vinculados al gobernador del estado de México, aspirante presidencial del grupo Atlacomulco Enrique Peña Nieto, para hacer trizas las conquistas obreras y entregar el poder al ejército mexicano e imponer un régimen cívico - castrense en el país.

El PRI se dividió ante la amenaza del voto de castigo en las urnas donde los trabajadores podrían desquitarse dando sus votos al economista Alejando Encinas, candidato de los partidos del Trabajo (PT), Convergencia y de la Revolución Democrática (PRD) -luego de que se deshizo la alianza que el presidente nacional del sol azteca fraguara con Felipe Calderón.

Las dos reformas aludidas largamente esperadas por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el gran capital no se han descartado gracias a la movilización popular sino solo están suspendidas por consideraciones tácticas de los priístas, quienes se dividieron a la hora de asestar la puñalada contra la clase trabajadora y el país.

Los senadores priistas Francisco Labastida y Manlio Fabio Beltrones menos torpes que el grupo de diputados de Peña Nieto anunciaron que no dejarían pasar en el Senado las reformas en el Senado y eso detuvo la puñalada trapera contra el pueblo mexicano.

En el caso de la reforma laboral los diputados anunciaron que llevarán a cabo una consulta para decidir su destino, sin que quede claro a quienes se consultaría, de cuanto sería la muestra, etc. Y en cuanto a los cambios a la Ley de Seguridad, no hay que descartar que estos se aprueben en alguno de los dos periodos de sesiones que quedan por realizarse en lo que resta del año.

La gran cantidad de críticas a ambos proyectos desde la izquierda socialdemócrata y las débiles protestas del sindicalismo neocharro jugaron su papel, pero no contribuyen a crear una fuerza política independiente y opuesta al capital con capacidad para protagonizar un movimiento nacional de protesta que modifique la correlación de fuerzas.

La reforma laboral que pretenden llevar a cabo la alianza PRI-PAN además de promover la subcontratación (outsorcing), la inestabilidad laboral, disminuir los salarios y precarizar –aún más el empleo- está encaminada a destruir los sindicatos y los contratos colectivos de trabajo (CCT) y con ello la base social de ese sector de la clase política, por lo cual se explica que el “sector obrero” del PRI se halla rebelado este primero de mayo contra la línea de Peña Nieto quien por lo que se está comenzando a observar podría dejar de ser el candidato priísta, dado que al interior de ese partido mafioso las contradicciones están al rojo vivo.

Por su lado el sindicalismo “independiente” y sus líderes, muchos de ellos con varias décadas en las dirigencias sindicales, como Francisco Hernández Juárez del sindicato de Teléfonos de México; Agustín Rodríguez Fuentes, del Stunam, etc. también se oponen a la reforma por razones similares. Pues los sindicatos les han servido como plataforma para llegar a cargos de elección popular y encaramarse en la clase política mexicana.

Los trabajadores desde luego que tienen muchas razones para rechazar la reforma laboral.
Saben que de aprobarse sufrirán una mayor explotación y dificultades infinitas para defenderse.

Dado el escándalo que produjo durante las últimas semanas el tema de la reforma a la Ley de Seguridad Nacional, este tema opacó al anterior pero no se encuentra desligado del mismo, pues lo que está en el fondo es una política para imponer un mayor control policiaco – militar y explotación capitalista sobre el pueblo mexicano.

Es necesario oponerse enérgicamente a la pretensión de Felipe Calderón de, mediante una burda violación a la Constitución Mexicana, adquirir la facultad para declarar el estado de excepción nacional o regional arbitrariamente.

Igualmente no debemos permitir que el ejército logre la aprobación de un marco legal que le permita realizar detenciones arbitrarias, catear domicilios, realizar espionaje y detenciones, tomar la justicia en sus manos. Ello nos llevaría a un retroceso sin parangón en la historia del país. Un escenario peor que el de la guerra sucia de los setenta. Sólo comparable con lo ocurrido hace décadas en países sudamericanos.

Si bien en la capital mexicana los trabajadores tanto del sindicalismo corporativo del PRI como de la Unión Nacional de Trabajadores y sindicatos combativos como el electricistas (SME) y muchos otros llevaron a cabo dos grandes manifestaciones contra la reforma laboral y la estrategia gubernamental de combate al narco, la realidad es que la clase trabajadora sigue actuando puramente a la defensiva.

En otras partes del país, como en el estado norteño de Chihuahua, uno de los más golpeados por la violencia del narco y el ejército, la clase obrera esta tan inerme y carente de organizacion de clase que el reciente 1° de mayo, la marcha conmemorativa fue encabezada por el gobernador priista César Duarte y la policía municipal. Despojando a decenas de miles de obreras y obreros de las maquilas del derecho a expresar su descontento y levantar sus reivindicaciones de clase en esa entidad militarizada donde la población repudia la presencia de los federales.