domingo, marzo 07, 2010



YA COMENZÓ EL ESTALLIDO SOCIAL

Tomás Oropeza Berumen




México, 7 de marzo del 2010.- Cada día resulta más extendido y evidente el repudio popular al régimen de facto de Felipe Calderón, quien además se hace llamar "comandante supremo" de unas fuerzas armadas que lo tienen en sus manos desde que ayudaron a la mafia empresarial a imponerlo en la presidencia, transformándose en un importante factor de poder gracias al papel de fuerza policíaca que se le adjudicó para llevar a cabo una supuesta guerra contra el narcotráfico.

Una forma del descontento social con las instituciones del Estado han sido los enfrentamientos de pobladores con las fuerzas policíacas, como el ocurrido el lunes 21 de febrero en San Mateo Actopan, delegación de Milpa Alta, D.F., donde sólo con la negociación se logró evitar el linchamiento de tres policías federales que intentaron detener, sin orden de aprehensión a dos jóvenes de ese pueblo famoso por su mole.

Según las notas periodísticas miles de pobladores incendiaron patrullas y dieron una paliza a más de mil 500 policías y granaderos.

A principios de noviembre del 2009 en San Matías Cuijingo, municipio de Juchitepec, estado de México, hubo otro intento de ajusticiar a cuatro supuestos secuestradores. Decenas de habitantes se enfrentaron a la policía y destruyeron varias patrullas. La razón es que no creen en los jueces ni en la policía, como la mayoría de mexicanos.
El jueves 10 de diciembre, en un poblado de San Francisco Chimalpa, edomex, cientos de hombres y mujeres trataron de linchar a un sujeto que intentó violar a una niña. También enfrentaron a los uniformados e incineraron un vehículo policiaco.
Dentro de esta serie de actos bárbaros, de un país en donde la gente desconfía de las instituciones encargadas de administrar la justicia, en Juchitán, Oaxaca, se registró el 18 de febrero un crimen de la turba que quemó vivo a un chaval de 17 años, quien supuestamente había herido y asaltado a un taxista.

Otro antecedente macabro fue la incineración en vida y ante las cámaras de televisión de dos elementos de la Policía Federal Preventiva (hoy Policía Federal), hace 5 años (23 de noviembre de 2005) en Tláhuac, D.F. porque fueron confundidos con robachicos.

La relación de víctimas de la ira ciega y no siempre justa es larga y rebela la existencia de un México bronco que aflora a la menor provocación, descargando su coraje y frustración contra otros que han sido convertidos en delincuentes o polizontes por un sistema socio económico que hunde en la degradación a millones de seres todos los días.

Estos estallidos de furia parecen confirmar las tesis de quienes sostienen que el estallido social del siglo XXI mexicano ya esta en curso. Pero sin un programa revolucionario y gastando la pólvora en infiernitos. Rebelión desarticulada y sin rumbo que fácilmente puede ser reprimida y aislada por las "fuerzas del orden". Incuso instrumentalizada para el negocio de la guerra.

Hoy hasta las encuestas, siempre complacientes con el poder, dicen que cada día es menos la gente que confía en Calderón. En su más reciente ejercicio Consulta Mitofsky encontró que en un año la "popularidad" del michoacano se despomó 13 puntos porcentuales al llegar al 46.2 por ciento el nivel de desaprobación con su forma de gobernar. En tanto que la calificación a los 13 trimestres de su mal gobierno apenas alcanzó el 6.4. Pero en las entidades norteñas la popularidad del michoacano se desplomó casi 19 puntos.

Seguramente la inconformidad ha escalado con el escándalo que se ha producido al conocerse que PAN y PRI pactaron apoyar juntos al asesino con cara de muñeco: el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto al comprometerse Acción Nacional a no celebrar alianzas con otros partidos a cambio de que el tricolor aprobara la reforma fiscal calderonista: aumento al IVA y a productos y servicios del gobierno como la gasolina, petróleo, gas, Diesel, etc.

No olvidemos que Peña Nieto fue, junto con el ex presidente y empleado de la Coca Cola, Vicente Fox, responsable de la brutal represión contra los pobladores de San Salvador Atenco donde la policía violó a decenas de mujeres, mató a un niño y a un estudiante de la UNAM; apaleo y torturó a decenas, profanó hogares, robó y sembró el terror en un operativo de Estado para atemorizar al pueblo mexicano.

De este asunto tenebroso no sale tampoco bien parado el PRD porque decidió aliarse al partido de Calderón, el PAN, responsable junto con el PRI, del establecimiento de la política económica neoliberal.
En quíen podrá confiar el pueblo mexicano, cuando todas sus ilusiones se rompen y hasta los santones de barro quedan al desnudo, como el fundador de los legionarios de cristo, Marcial Maciel del que tantas historias infames se han sabido.

Hay que voltear hacia abajo, a pesar de lo que digan los escépticos profesionales. Hoy la clase obrera está en el escenario de las luchas sociales dando la batalla, mientras otros permanecen paralizados y mudos.

Los electricistas y los mineros, proletarios de carne y hueso, son en estos momentos los aglutinadores del descontento social y están convocando a preparar la huelga política nacional para el próximo 16 de marzo a las 12 horas y una consulta nacional para la revocación del mandato de Calderón a realizarse los días 22, 23 y 24 de mayo.

La lucha por el derrocamiento de Fecal apenas comienza. Y México habrá de pasar por episodios semejantes a los protagonizados por los pueblos sudamericanos que en unos cuantos años fueron capaces de derrocar a varios dictadores que hoy viven en su verdadera patria, los Estados Unidos.

Pero desde ahora habrá que discutir lo que se quiere construir, pues no se trata de quitar a un pésimo gobernante para poner otro igual o peor, que sólo administre el modelo neoliberal, como en Grecia están haciendo los socialistas al imponer una política de shock económico.