lunes, noviembre 07, 2011


ENTRE LA INDIGNACIÓN Y LA RABIA
(Entrevista al electricista Sergio León Islas)

Tomás Oropeza Berumen


A punto de cumplirse un año y un mes de la liquidación de la paraestatal Compañía de Luz y Fuerza del Centro (CLyF) por el gobierno panista de Felipe Calderón, se ha comenzado a acelerar el tiempo de la cuenta regresiva para que la Secretaría de Gobernación cumpla con el acuerdo del 12 de septiembre pasado, donde Francisco Blake, titular de esa dependencia se compromete a reinstalar en el sector eléctrico a los 16 mil 500 trabajadores en resistencia a más tardar el 30 de noviembre próximo.

Así como la liberación de los presos políticos del SME:

Miguel Márquez, Álvaro Figueroa Santiago, Eusebio Valdez Morales,Francisco Javier, Domínguez Amaya, Gabriel Blas Bastian, Gabriel Rodríguez Arriaga,Gilberto Burgos Martínez, Hugo Medina Rodríguez, Jorge Ulises Uribe Gaona, Marco Antonio Cortes Cruz
Rodolfo Vivas Espíndola y Rogelio García Flores.

Por estos días los electricistas han comenzado a discutir las acciones que habrán de realizar para presionar a un gobierno que los lanzó a las filas del desempleo y obligarlo a cumplir con la palabra empeñada ante el jefe de Gobierno del DF. Marcelo Ebrard, uno de los aspirantes a la presidencia del país, cuya participación en las tensas negociaciones para levantar el plantón esmeita sostenido en el zócalo capitalino durante medio año fue garantía de que habría una solución satisfactoria.

Hoy la crisis económica capitalista que se vive en todo el planeta se ha profundizado. El desempleo es mayor que hace dos años, los precios de los alimentos no dejan de elevarse, decenas de miles de empresas han quebrado y el “superpeso” se ha desplomado. Y la empresa de clase mundial, como llaman a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha elevado exponencialmente las tarifas eléctricas, instalado medidores de prepago en varias zonas del país y suscitado el repudio popular en todo el país.

En más de dos años de desempleo y lucha por revertir la política privatizadora calderonista siguen en resistencia más de la tercera parte de los 45 mil electricistas despedidos. Cerca de 28 mil han aceptado la liquidación. Muchas circunstancias los orillaron a ello. Pero eso no significa –en muchos casos- que estén de acuerdo con la injusticia de que fueron víctimas.

A Calderón se le acaba el tiempo y esta desesperado porque al Partido Acción Nacional (PAN) la gente lo tiene claramente definido como un enemigo del pueblo, entre otras razones por el fracaso de su “guerra contra la delincuencia organizada” que ha costado hasta ahora más de 50 mil muertes, 10 mil desaparecidos, decenas de miles de desplazados y sufrimientos infinitos a los mexicanos.

El tiempo corre contra el régimen de facto panista. Ha surgido el movimiento de los Indignados en los países más industrializados y hasta en México, donde la pradera esta seca y una chispa podría incendiarla en cualquier momento.




En marzo pasado conversamos con Sergio León Islas, 41 años, quien trabajaba en una de las 80 subestaciones con que contaba la Compañía de Luz y Fuerza del Centro a la que define como “un sistema que parecía un relojito suizo, perfectamente ordenado” hasta que la destruyó Calderón con su decretazo del 11.X. 2009.

Recuerda su ingreso a la CLyF: “Entré cuando tenía 27 años. A los 14 años de antigüedad nos corrieron. Ganaba como 240.00 diarios. Pero como era clase A una semana trabajaba 5 días de noche. La siguiente semana 5 días de tarde, sin descansos y entraba a la siguiente de día. Era un horario muy cambiante. Cada semana noche tarde y día y como tenía riesgo eléctrico tenía los ajustes del contrato y con eso sacaba al mes como 16 mil pesos.

Y agrega: “Era un buen salario para un soltero, pero ni tenía tiempo para gastármelo, (dice riendo)Y me gustaba mucho mi trabajo. Aunque teníamos que trabajar el 24 de diciembre o el 1º de enero, si nos tocaba. Siempre debe de haber personal en una subestación

Recuerda con nostalgia: “Yo trabajé con todos los voltajes: de 400 mil volts, 2500 volts, todo eso en trasmisión 23 mil volts y en algunos casos 6 mil volts.

Orgulloso nos dice: “Empecé desde abajo. Todos empezábamos desde peones, cortando el pasto en las subestaciones, luego subíamos a limpiadores, ayudantes de subestación de segunda. Ayudante de subestación de primera, ayudante emergente, cubría faltas, vacaciones de los compañeros. Luego subí a ayudante de operador de segunda, después de primera. Más adelante fui operador emergente, igual cubría vacaciones, faltas. Después subí a una subestación tipo especial, ahí estuve de tablerista y mi último puesto fue de auxiliar de respaldo operativo.

“ Yo estaba en estaciones tele controladas. Donde hay equipo operativo y se operaba a control remoto a través de una computadora. Todos aprendimos sobre la marcha. Ahí los compañeros nos enseñábamos y nos trasmitíamos los conocimientos.”

Sergio es miembro de una familia electricista. “Yo soy ya la tercera generación de electricistas. Mi abuelo, mi papá y yo. Mis padres son de la cuna de la industria eléctrica, Necaxa, Puebla, donde nació la energía eléctrica en el país. Mi papá ya tiene 23 años jubilado.

-¿Cómo te enteraste de la toma de las instalaciones por el ejército?

-Yo estaba en mi casa y no se puede describir lo que sentí. Para mi Luz yFuerza es parte de mi identidad. Desde niño siempre Luz y Fuerza, SME, ESME.
Fue un conflicto emocional, psicológico.

-¿Te encabronaste?

-Sí, fue una crisis existencial. Una depresión que me duró unos meses.

-¿No te integraste de inmediato a la lucha?

- No reaccionamos rápido. No se veía donde estaba el comité central. Ibas al sindicato y nadie sabía qué onda. No había organización, no había nada. Nos tardamos en levantarnos. Pero cuando me incorporé fue de tiempo completo. Hasta la fecha. Y ya vamos a cumplir un año y medio de resistir.

-Por lo visto no has tenido muchas dificultades para sobrevivir.
- No, gracias a dios. Tengo mi depa y vivo yo solo. Además tengo la ayuda de mi papá. Y estoy dedicado de tiempo completo al movimiento.

- ¿Qué has aprendido en este movimiento?

- Cuando entramos a trabajar a LyF uno pensaba que ya la había hecho en la vida. Ya voy a tener una estabilidad económica. Nunca nos imaginamos que nos hicieran una cosa como la que nos hicieron. Yo veo que a mucha gente en el mercado laboral la corren y no pasa nada. Buscan otro trabajo, nadie los ayuda. Ellos no se pueden defender. Nosotros como sindicalistas, les estamos haciendo ruido, estamos luchando y nuestro movimiento todavía está vivo.
-
-¿Cómo explicas que se haya liquidado el 70 por ciento? ¿Por necesidad económica, falta de esperanzas, de conciencia sindical?

-Cuando yo empecé a ver que mis compañeros se comenzaron a liquidar, dije qué les pasa, espérense tantito. ¿Qué no tienen conciencia? El Calderón nos puso huevos, nos escupió y ustedes firman y le están dando la razón a este estúpido.
Y los compañeros decían nosotros somos operativos, somos fundamentales para el sistema. Nos van a recontratar a fuerzas, nos necesitan, conocemos como funciona la red eléctrica. Yo creo que muchos compañeros se fueron con esa finta. Pensaron que los iban a recontratar luego luego. Y nada ... Y ya van dos compañeros liquidados que se quitaron la vida por depresión.

- ¿Tienes amistades entre los liquidados?

-En el SME hay mucha cohesión porque hay mucha familia. Como soy de Necaxa, todos mis primos, mis tíos, toda mi familia es electricista. Las familias también se dividieron, se resquebrajaron. Ya ves al primo que está de esquirol ... al otro primo que está en el movimiento y pues hay choques y pugnas ideológicas.

-¿Cómo justifican que se hayan liquidado los que lo hicieron?
- Por falta de conciencia política. Por no estar politizados.

--¿A casi año y medio de lucha, cómo está la participación?

-Hay sentimientos encontrados. Hay compas que están en la depre y dicen que no se ve nada claro. Y hay otros compañeros que son más optimistas. Para mí es muy reconfortante ir al movimiento, porque puedo estar en mi casa y me siento solo contra el mundo. Y cuando asisto a las marchas al campamento en el Zócalo ahí veo la unidad y esto te reanima, te fortalece.
Cuando estamos todos juntos tratamos de ayudar al compa. Le decimos hay que echarle ganas, seguir adelante y este cabrón hijo de su puta madre de Calderón no se va a salir con la suya.

-¿En su lucha les ha servido la tecnología, el Internet, el teléfono celular?

-¡Claro! Si a las tres de la mañana hay una cosa rara, nos mandan un mensaje y nos dejamos ir todos.

-Nosotros tomamos las subestaciones, pero llegó la pinche PFP y hubo enfrentamientos con la policía y hubieron heridos. A mí me tocó estar en la subestación Taxqueña y sí me toco ver como llegaron los camiones de la PFP y llegaron a provocar. Un militar muy arrogante nos decía “ahorita se me van a quitar de aquí”. Entonces el Comité reculó y nos dio la orden de retirarnos. Pero nosotros ya habíamos hecho el cordón en las instalaciones ...

-Ustedes han tendido que moverse con mucho cuidado. Porque siempre han estado en el filo de la navaja. Me parece que los trabajadores actuaron con mucha madurez a pesar de que estaba tan indignados. Aunque también se ha visto a donde ha conducido el legalismo a ultranza que se ha seguido. En su opinión que hace falta para que se reanime el movimiento?

-Ya se había hablado de crear una organización política. Y de hecho se ha comenzado a crear, se llama 8 de Octubre. Pero yo no creo que la solución sea crear un partido político, para que dentro de unos años el comité central ya tenga una curul.
-Eso lo acordaron en el estadio Azteca?

-Ahí, como en cualquier sindicato charro, fuimos a levantar la mano.

Pedro Millán, también miembro de la resistencia y del boletín El Transformador interviene y nos dice. “Esa es la gran pregunta, ¿cómo le hacemos para cambiar las cosas? Y responde: “Yo creo que al principio de nuestro movimiento hubo un gran apoyo. Se movilizaron más de un millón de personas apoyándonos. El 11 de noviembre del 2009 sacamos un millón y medio de personas. El 16 de octubre hubo cerca de un millón manifestándose; un mes después fue un millón y medio y en diciembre ya ni se contó cuanta gente estuvo en la Toma del DF. Esa píldora de que no hubo apoyo nos la quiere hacer tragar el Comité Central del SME.

Emocionado rememora: “La gente estuvo ahí para apoyarnos. Estaba esperando un paso adelante de nosotros. Si el 16 de marzo hubiéramos tomado las instalaciones la gente se habría unido para apoyarnos. El levantamiento de la toma simbólica de las instalaciones fue muy prematuro.

-¿Les faltó conciencia para tomar esa decisión?

- Nos faltó rebasar al Comité Central. No había conciencia, la conciencia política en el sindicato era muy baja y todo se lo dejábamos a la dirección.
Al principio dijimos que éramos un chingo, que podíamos bloquear carreteras federales. Conocemos todo el sistema eléctrico, podíamos habérselos tumbado. Dejar toda la ciudad sin luz. Pensábamos que había que responderle el golpe al fascista Calderón, pero luego nos decían: Van a descabezar el movimiento cabrón. Eso es lo que quiere el gobierno, que hagamos un desmadre para que se militarice y le corte la cabeza al Comité Central, desmantele el movimiento, etc. Y entonces hubo muchas opiniones y a final de cuentas nos tardamos mucho tiempo en reaccionar.
Muchos compañeros dicen que Martín (Esparza) frenó el movimiento y que hasta la fecha lo sigue frenando.
Millán: Yo estaba en una asamblea con colonos y me decían vamos a tomar TV Azteca. Ustedes váyanse adelante y nosotros los ayudamos.
En otra ocasión me dijeron: si quieres bloquear la carretera, te ponemos cinco camiones de material y paramos. Pero tienes que estar tú. Yo sí viví de cerca el apoyo de la gente...

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